domingo, 6 de noviembre de 2011

Capitulo cuatro


Los tres nos dirigimos hacia la salida dejándolos solos.
-Haber, ¿por qué no le diste la razón a mi madre? No ves que es demasiado cabezota-
-Porqué yo le estaba diciendo lo que pensaba, yo no quiero que me acompañe, porque ya me las arreglaré yo sola, así que tú no le digas lo que hice al final y punto ¿vale?-
-No, yo te acompañare y punto, no vas a ir tu sola de noche-me contesto Lucas en vez de su hermana.
-Me da igual lo que te mandó hacer tu madre, yo me iré sola y punto, y si crees que no me las puedo arreglar sola estas muy equivocado-
-Haber calma, lo del transporte ya lo pensaremos luego ¿vale?-
-Es que no hay que pensar nada-. Con eso cerro el tema Lucas, pero yo no estaba tan segura.
-Bueno mira había pensado de ir esta noche a pasárnoslo bien, a la fiesta que celebra Ashley, una amiga de Cassy, por desgracia…-me informó Laura con cara sonriente- ¿Te apetece?-
-No tengo más remedio… ¿oh no?-le dije con una media sonrisa.
Nos subimos al BMW negro de Lucas, hasta dirigirnos enseguida, donde vivía Ashley. Era un chalet de tres pisos, desde donde estábamos se escuchaba la estruendosa música, cuando llegamos hasta la puerta se oía más claramente la canción de David Guetta, Where them girls up, la puerta se abrió de inmediato dejando paso un pasillo lleno de gente bailando como loca y ya medio borracha, había que ir esquivando a mucha gente hasta llegar a la terraza donde aunque pareciera imposible estaba abarrotada de gente alrededor de su enorme piscina, si te descuidabas un poco podías caer fácilmente si te fallaba uno de tus cinco sentidos.
Cogí lo primero que me ofrecieron sin prestar atención de lo que era, solo quería despejar mi mente, me acerqué a la piscina con mi bebida desconocida balanceándome al son de la música, sola, ya que Laura se había ido a saber dónde sin despedirse, me veía interrumpida a veces por tipos estúpidos, pero les dejaba claro mi posición, de nuevo alguien me tocó el hombro y me giré bruscamente, pensando ahora que le diría al siguiente pero la persona que se encontraba en frente de mí me dejo descolocada.
-¿Qué? No me vas a decir nada-me sonrió de manera socarrona Cassy.
-¿Qué quieres?-le respondí con otra pregunta.
-Haber que no entiendes que no te quiero ver por dónde estoy yo, ¡hay que no me acordaba, que solo tienes dos neuronas para procesar la información!-.
-Yo voy por donde quiero cuando quiero y como quiero, una don nadie como tú, no tiene derecho a mandarme lo que tengo que hacer, y aquí la que no tiene dos neuronas eres tu-.

Con eso me fui, siguiendo el recorrido de la piscina, pero un fuerte empujón me hizo perder el equilibrio y caerme dentro de la piscina, cuando salí a la superficie, lo primero que vi fue a una Cassy muy divertida y todas las miradas de la fiesta dirigidas a Cassy y a mí.
-¡Eres gilipollas o te lo haces!- le chillé, como respuesta tuve una estruendosa risa de su parte.
Salí de la piscina apoyándome en la piedra y cogiendo impulso, cuando salí todo el mundo me miraba, pero nadie se esperaba lo que iba, a hacer, porqué cuando salí con todo mi vestido empapado que se ceñía aún más a mi cuerpo, me acerqué a Cassy que todavía se estaba riendo a carcajada limpia y la empujé con todas mis fuerzas dentro de la piscina.
Con eso me fui, dejando a mi paso un rastro de agua y toda la gente abriéndome paso, ya no tenía ganas de más fiesta, y con todo mi vestido empapado, mi pelo pegado a la cabeza, que intentaba ahuecar un poco como pudiera y los tacones de la mano, me dirigía fuera de la casa sintiendo como el frío calaba todos mis huesos hasta hacerme castañear los dientes, solo tenía ganas de irme a mi casa darme una ducha de agua caliente e irme a dormir.
Ensimismada en mis pensamientos no escuché como un par de pisadas iban acercándose hasta donde me encontraba, antes de que dijera algo, me adelanté.
-Vete, no quiero saber nada de nadie, solo quiero irme a mi casa-sin esperar respuesta y sin girarme para bien quien era seguí mi camino de vuelta a casa, pero me agarró del brazo malo y supe enseguida quien era-No otra vez no, por favor…-lo dije en un susurro inaudible.
-Déjame que te acompañe…-, Me giré y le miré directamente hacía sus ojos grises.
-¿No me has escuchado?, no quiero saber nada de nadie, quiero irme sola y quiero que me dejes en paz, así que si no es mucho pedir suéltame el brazo-sacudí el brazo, pero él no relajó su agarré mientras me seguí mirando- Mira ya estoy harta de tus jugueteos y los de tu novia así que olvídame, haz como si no existiera y no me toques-.
-Lo siento por lo que te hice ¿vale? Yo no pretendía hacerte daño, pero déjame acompañarte, además mi madre me dijo-
-Ya se todo lo que tú me has dicho no es nada nuevo para mí, pero que no entiendes que me quiero ir sola, además ahora estoy perfectamente-. En ese instante me llegó una brisa helada que me hizo temblar de pies a cabeza.
-No te lo voy a volver a repetir, que te voy a acompañar quieras o no, y perfectamente no es que estés precisamente-.
-Sí que estoy bien-giré la cabeza, y sentí como una pequeña brisa emanaba cerca de mí cuello haciendo que me estremeciera de nuevo y que se me pusiera la carne de gallina. Sentí un tacto suave y templado que me rozaba el cuello.
-Pues tu cuerpo no dice lo mismo-no le respondí-Venga-.
Sentí un tirón suave del brazo, pero aún así me rehusé a ir.
-Que me quiero ir sola, no quiero tener nadie a mi alrededor en estos momentos y menos cuando eres la persona mas cercana a la que me ha tirado a la piscina, así que por favor déjame irme sola-. Con mis palabras soltó su agarre y me dejo seguir tranquila el largo camino. No me había parado a pensar donde me encontraba y cuanto tardaría en llegar a mi casa, en este instante lo único que pensé es que era la persona mas estúpida del mundo por no aceptar una invitación como esa, miré mi reloj y vi que eran las 3:45 de la madrugada, no podía ir a peor la situación.
Sentí que un coche seguí mi paso de cerca, pero lo intenté ignorar como pude, pero cada vez se hacía menos posible ignorarlo, después de que hablara el que se encontraba dentro.
-Preciosa, ¿quieres que te acompañe?, tan tarde por estas calles es peligroso-.
-No-
-Menos humos caperucita, solo intento ayudarte-
-¿Ayudar o entorpecer?-
-Me gustan las difíciles-.
Le ignoré y apresuré mi camino, en estos momentos preferí irme con Lucas que estar soportando a estos pesados que no tienen otra cosa que hacer un sábado pro la noche, de repente sentí un fuerte agarré en el brazo que hizo girarme hasta toparme de frente con el del coche, intenté separarme pero me seguía estrechando contra el, era repulsivo.
-Que me sueltes-
-Nadie pasa de mi-
-Pues se ve que si-
-Estas muy equivocada, preciosa-.Me acercó más a él pudiendo oler su asqueroso aliento a alcohol.
-No me llames así, y suéltame- le respondí intentándome zafarme de él con todas mis fuerzas pero cada vez se iba acercando más a mi y me manoseaba, sentía como mis lágrimas se acumulaban en mis ojos apunto de ser desbordadas a través de mis mejillas y la vista se me nublaba, pero al último momento sentí como sus garras asquerosos se desprendían de mi y su olor repugnante se alejó en un instante, por la fuerza que utilicé para zafarme de él, me caí de bruces contra el suelo, miré hacia arriba para ver lo que hizo que se soltara de mi y con la situación que se estaba reproduciendo ahora mismo, mi garganta se resecó, viendo que el del coche se encontraba medio inconsciente sobre el capó de su coche, a causa de los golpes que había sufrido, y Lucas agarrándole por su camiseta con el puño alzado hacia el, me fijé en el otro y vi que tenia la boca llena de sangre, su ojo hinchado y la ceja con una pequeña brecha.
-No te vuelvas acercar a ella, ¿me has oído?-le dijo con voz amenazante y su mirada llena de rabia y odio, con un sí de parte del otro, le empujó con un golpe seco contra su capó y se acercó hacia donde estaba, sin apartar su vista de mi.
Se agachó donde estaba yo y me toco el hombro, pero enseguida lo aparté, me sentía sucia y tenía ganas de irme de aquí.
-¿Estas bien?-me preguntó preocupado.
Asentí mirándole, no me atrevía a pronunciar ninguna palabra sin primero desbordar alguna lágrima acumulada.
-Vamos, seguro que querrás llegar a tu casa-. Me ayudó a levantarme y con su tacto templado me hizo estremecer comparado con el mio helado, en respuesta me puso su chaqueta sobre los hombros y me rodeo los hombros, abrazándome yo a su cintura, en ese momento me sentía segura y bien.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Capitulo tres (parte tres)


Cuando llegué hasta mi mesa, mi madre y su acompañante estaban cerca, demasiado cerca, y hasta que no arrastré mi silla, pareció que no se hubieran enterado de mi presencia, eso me cabreó un poco, pero después lo reconsideré mejor y pensaba que tampoco iba a ser para tanto además mi madre necesitaba despejarse un poco y olvidarse de lo mal que lo pasó. Cuando me senté enseguida los platos vinieron, parecía todo muy apetecible, estaban riquísimos los raviolis, me sentía incómoda en esta mesa y más cuando notas que tu madre le encantaría estar a solas, durante toda la cena no retiré la mirada del plató, cuando pidieron si queríamos algo de postre, se pidieron un café y Iván una copa de pacharán, en ese momento abrí por primera vez la boca para decirle algo a mi madre.
-Mama, una pregunta, era por si podía irme dentro de un rato a otra mesa, la 135, es que allí se encuentra una amiga que conocí este año, ya sabes, era por si podía irme con ella y ya luego por la noche pues ya me entiendes…-. En estos casos no era una de esas niñas consentidas que siempre le pedía para salir pero en estos momento sentía que era urgente y con eso puse una de mis mejores sonrisas.
-¡Oh! Que coincidencia ¿no? No te preocupes no pasa nada, es fin de semana pásatelo bien, llámame cuando termines yo te pasare a buscar-.
-No te preocupes ya me las arreglaré yo sola-.
-No, insisto y ninguna protesta ¿vale?-
-De acuerdo-Me levanté del asiento y le di un beso y un abrazo a mi madre- Gracias-.
-No hay de que, hija-. Me acerqué a Iván y le di dos besos,
-Que os lo paséis bien esta noche-.Con eso y un guiño de ojo me marche hacía la mesa 135.
Con la ayuda de un camarero pude llegar, hasta poder ver la mesa a lo lejos, desde donde podía ver a Laura de espaldas, pero a los lados podía ver claramente a sus padres, una mujer de pelo rubio que le caía en ondas, con un vestido verde esmeralda, y su padre pelo castaño, ataviado con un esmoquin y corbata del color del vestido de su mujer, me fui acercando lentamente, esquivando las mesas, con cada paso que daba veía más claramente quien estaba en frente de Laura, me paré en seco cuando me miró fijamente con sus ojos grises, como no podía haber pensado que si estaban sus padres también estaría él, estuve a punto de darme la vuelta e irme por el sitio por donde había llegado, pero Laura bajo la atenta mirada de su hermano hacia mí, hizo que se girase y en seguida todas las miradas de la mesa se dirigieron a mí, mecánicamente avance para no quedarme plantada como una estúpida allí hasta ponerme detrás de Laura.
-Encantada, espero no molestar…-
-¡Oh no, preciosa, tu no molestas!-me dijo su madre- Anda siéntate en el asiento que queda libre-me señaló uno que se encontraba en medio de ella y de Lucas, por cortesía me senté sin protestar- Encantada también de conocerte, me llamo Clara y este es mi marido Philip-
-Encantada-le dije con una sonrisa.
- Y por supuesto ya conoces a mis hijos Lucas y Laura-
-Oh si claro, coincidimos en un par de clases…-
-¿Y que te trae por Seattle?-
-Pues no sé la verdad para cambiar un poco de aires mi madre y yo, y porque le ofrecieron un puesto de trabajo muy bueno, que mi madre estaba esperando con ganas para poder irnos de nuestra ciudad…-
-¿Y eso? ¿No estabais bien en la vuestra?-
-No es eso, es que hay tenemos muy malos recuerdos que todavía cuesta olvidar…-
- Ah bueno pues dejemos de hablar de eso, y ¿Dónde vivíais antes?-
-Arizona-
-Que coincidencia, allí vivíamos antes nosotros también pero por motivos de trabajo nos tuvimos que ir-
-Bueno mama, déjalo ya anda, quería preguntarte una cosa, bueno a los dos-les pidió a sus padres Laura- Era si podía irme con Mel de fiesta esta noche… ¿Podemos? Por favor…-
-Bueno… no sé yo eh!-le dijo su padre con una sonrisa.
-De acuerdo, pero primero Melanie tendrá que pedírselo a sus padres ¿no?-me miró Clara inquisitiva.
-Ya lo sabe ella, dice que ella cuando la llamé me recogerá así que no os preocupéis…-le dije con una sonrisa.
-De eso nada, te llevamos nosotros-
-No, lo siento pero no puedo aceptarlo-
-Claro, que sí, porque quién te va a acompañar va a ser mi hijo-
-¿Qué?-dijimos a la vez, y empezaron a reírse, enseguida me sonrojé por lo melodramática que parecía.
-Mamá yo ya he hecho planes-le dijo, yo después de su respuesta rodeé los ojos.
-Pues me da igual, luego la acompañas, no vas a hacer que su madre se levanté para irla a buscar cuando tú la puedes llevar de camino-
-Que le he dicho que no hace falta, si eso yo ya iré en taxi o en metro-
-Ara sí que no, lo siento hija pero no hay nada que discutir mi hijo te acompañara y punto-
-Per…-sentí un patada fuerte en mi pierna y me callé.
-No te preocupes mami, Lucas la acompañara…-le dijo Laura con una sonrisa radiante y mirándome a mí luego desafiante, y yo me encogí en mi silla.





jueves, 1 de septiembre de 2011

Capitulo tres (parte dos)


Llegamos al Hotel Rich donde Iván había reservado una mesa para cenar, en su exclusivo Lamborgini blanco, cuando entramos por la puerta giratorio, se abría ante nosotros una sala amplia con acabados en oro y mármol blanco en los suelos, con paredes en tonos caramelo y al final de la sala se encontraba la escalera y a la derecha se hallaba un pasillo que nos dirigía hacia el interior del restaurante, cuando entramos el camarero nos llevó hasta el sitio más apartado donde tenía las mejores vistas de la avenida, la mesa estaba decorada con un mantel beige y con un centro de velas doradas.
 Nos sentamos y el camarero enseguida nos trajo la carta, cuando la abrí, mis ojos no podían abrirse más del asombro, aquí los platos no bajaban de 45 dólares, y yo por timidez pedí lo más barato, dentro de lo que había, unos raviolis al pesto, mi madre pidió un pescado con verduras y Iván un solomillo de ternera con salsa cuatro quesos.
A la espera de que vinieran nuestros platos me levanté de mi silla y me dirigí fuera de la sala en busca del baño y aparte para dejar un momento a solas a mi madre con su acompañante.
 Fui hasta donde se encontraba el camarero de recepción para saber donde se encontraban los servicios.
-Disculpe, ¿sabe donde se encuentran los servicios de señora?-pregunté.

-Claro señorita, mire ¿sabe donde están las escaleras? Pues suba hasta el primer piso, cuando llegue a la derecha siga todo el pasillo hasta el final, allí se encuentran-me respondió amablemente, y con esas indicaciones me dirigí hacia donde me indicó.
Con cada paso que subía sentía que alguien me observaba, pero como pensé que eran imaginaciones mías seguí sin más demora, cuando llegué hasta el final del pasillo, en frente se encontraba una puerta enorme que suponía que tenían que ser los baños, cuando abrí las puertas, pude ver los servicios, cuando entré no podría creer lo que veían mis ojos, estaba como mi primer día de colegio Laura retocándose en un espejo pero mucho más arreglada, con un vestido rosa pálido de tirantes, con unos tacones plateados, pero que aún así todavía le superaba en altura.
-¡Siempre tenemos que coincidir en los baños eh!-la saludé amistosamente, se giró sorprendida.
-Vaya estas guapísima-me alagó- ¿Qué te trae por aquí?-.
-Nada aquí cenando con mi madre… ¿Y tú?-.
-Pues lo mismo que tu, pero con mis padres que acaban de venir de un viaje de negocios y tenían un día libre con el que pasar con sus hijos- respondió rodando los ojos, pero con un tono de tristeza.
Salimos de allí y bajamos las escaleras para ir a nuestros respectivos sitios, pero antes haciéndome prometer que después de terminar de cenar me pasara por su mesa, la mesa 135.
Cuando llegué hasta mi mesa, mi madre y su acompañante estaban cerca, demasiado cerca, y hasta que no arrastré mi silla, pareció que no se hubieran enterado de mi presencia, eso me cabreó un poco, pero después lo reconsideré mejor y pensaba que tampoco iba a ser para tanto además mi madre necesitaba despejarse un poco y olvidarse de lo mal que lo pasó. Cuando me senté enseguida los platos vinieron, parecía todo muy apetecible, estaban riquísimos los raviolis, me sentía incómoda en esta mesa y más cuando notas que tu madre le encantaría estar a solas, durante toda la cena no retiré la mirada del plató, cuando pidieron si queríamos algo de postre, se pidieron un café y Iván una copa de pacharán, en ese momento abrí por primera vez la boca para decirle algo a mi madre.
-Mama, una pregunta, era por si podía irme dentro de un rato a otra mesa, la 135, es que allí se encuentra una amiga que conocí este año, ya sabes, era por si podía irme con ella y ya luego por la noche pues ya me entiendes…-. En estos casos no era una de esas niñas consentidas que siempre le pedía para salir pero en estos momento sentía que era urgente y con eso puse una de mis mejores sonrisas.
-¡Oh! Que coincidencia ¿no? No te preocupes no pasa nada, es fin de semana, pásatelo bien, llámame cuando termines yo te pasare a buscar-.
-No te preocupes ya me las arreglaré yo sola-.
-No, insisto y ninguna protesta ¿vale?-
-De acuerdo-Me levanté del asiento y le di un beso y un abrazo a mi madre- Gracias-.
-No hay de que, hija-. Me acerqué a Iván y le di dos besos,
-Que os lo paséis bien esta noche-.Con eso y un guiño de ojo me marche hacía la mesa 135.

domingo, 28 de agosto de 2011

Capitulo tres (parte uno)

Ya había pasado una semana de mi llegada aquí en el instituto Julliard y seguía todo igual, salvo por el hecho de que cuando podía evitaba cruzarme con el hermano de Laura, era sábado por la noche, y me encontraba en el sofá viendo la película de Moulin Rouge cuando mi madre entró por la puerta con el sonido habitual de sus llaves y el repiqueteo de sus tacones contra el suelo, me levanté del sofá y me fui a recibirla con un fuerte abrazo.
-Hola, mama-
-Hola, ¿qué tal tu primera semana de instituto?- me preguntó con curiosidad. Y si, mi primera semana, porque no pudo estar toda la semana en casa, ya que estaba de viaje de negocios, hasta hoy.
-Bueno podría haber ido mejor…-.
-Bueno, no te preocupes ya verás como con el tiempo conocerás amigos nuevos-.
-Si tu lo dices… ¿Ya has cenado?-
-No, por eso había pensado si te apetecería ir a cenar algún lado por los viejos tiempos, solas-.
Le sonreí como respuesta, la verdad que desde hacía mucho tiempo no me hacía una propuesta como esta, ya que con el tiempo, empezó a pasar más tiempo con su trabajo que conmigo, desde aquel día, y nunca más a sido como siempre, pero con nuestra mudanza a esta ciudad tan peculiar, esperaba que cambiaría, y veo que no me he equivocado.
-Ponte guapa, que iremos a un restaurante muy… bueno ya me entiendes-. Y diciendo esto hizo señales para que me fuera a arreglar, ya que ella ya estaba, con su americana negra, blusa roja, falda de tubo que le llegaba por encima de la rodilla negra y tacones negros.
Subí las escaleras de dos en dos, hasta llegar a mi cuarto, abrí el armario, y sin pensármelo dos veces cogí el vestido palabra de honor negro, que me llegaba por encima de la rodilla y se ceñía a mi cuerpo, me agaché para mirar debajo de mi cama y cogí los tacones negros.
Cuando terminé de vestirme, me peine, dejé mi pelo tal y como quedó, ya que de por si lo tenía liso, fui al baño, me pinté la raya de los ojos, y después de terminar definitivamente me dirigí hacia el salón bajando las escaleras.
Cuando bajé las escaleras, en el último escalón me quedé petrificada, mi madre se encontraba donde la había visto por última vez antes de prepararme, pero no se encontraba exactamente como la había dejado, sino que al lado de ella se encontraba un hombre alto de pelo negro y ojos marrones vestido de etiqueta.
-Mira, es un amigo de trabajo, Iván, me ha llamado y le he preguntado si se apuntaba, ya que hoy no iba a hacer nada-. Cuando me lo dijo, tenía un tono de suplica en su voz, para que no dijera nada desagradable en su presencia, y yo por no fallarla acepté.
-Vale, no pasa nada me parece bien…-.Cuando respondí bajé el último escalón y me puse en frente de ellos, vi que mi madre con sus palabra se relajó y sonrió- Encantada-. Con esas palabras pasé por al lado de ellos y me dirigí hacia la puerta.-¿Nos vamos ya?, vamos a llegar tarde…-.
-Claro, se me había olvidado que ya había pedido mesa-respondió Iván.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Capitulo dos (parte dos)

-Yo.., bueno, yo ya te lo expliqué, ha sido algo sin importancia, asi que dejalo estar ¿vale?-
-¿Cómo que algo sin importancia?, ¿tu has visto lo que te han hecho?-
-Sí, algo sin importancia, bueno ¿podemos hablar de otra cosa que no sea de mi?, no me gusta-dije a la defensiva.
-Hasta que no me lo expliques, por lo menos yo, no voy a terminar esta conversación-me explicó enfadada, me giré hacia los demás y vía que tenían la misma cara.
-Mira yo ahora no quiero hablar ¿vale?, asi que si no os importa me iré a preparar para la siguiente clase-. Me levanté sin esperar respuesta, recogí mi bandeja y me dirigí hacia la papelera para tirar la manzana que me quedaba, la tiré y me dirigí hacia la salida, me giré para echar una última mirada y vi que seguían con la conversación menos una persona, enseguida que me crucé con su mirada, la retiré enseguida y me marché, subí las escaleras hasta llegar al primer piso, donde se encontraban las taquillas, me dirigí a la mía, vi el horario, y me tocaba a la siguiente hora, Filosofía, cogí el libro, y miré mi reloj, era demasiado pronto para entrar a esa clase, así que lo volví a dejar en la taquilla, y me dirigí escaleras abajo para salir a los jardines del instituto.
Solo podía describir este sitio como precioso, apenas entré olía a un conjunto de aromas florales, me senté en el banco más escondido de aquel jardín donde parecía que nadie podría saber que estas, y en este momento de tranquilidad apreció la fusión de aromas que me embriaga cerrando los ojos y aspirando suavemente el olor, la primera inspiración que hice me vino el olor a rosas y orquídeas, después cuando profundizaba las inspiraciones aparecían aromas que nunca había olido, pero que igualmente eran maravillosos y congeniaban con este lugar, esta tranquilidad y aroma me recordaba al parque que se encontraba en Arizona y a mi padre tan lleno de vida como siempre y con esa sonrisa siempre pintada en su rostro. No se cuanto tiempo había pasado, pero con cada segundo que pasaba parecía que me encontraba cada vez más cerca de mi hogar, no quiero decir que este no sea mi hogar, sino que donde me encontraba antes resultaba ser más fácil ser yo, no una persona que no soy como estoy haciendo ahora, porque antes, yo no era asi de reservada, sino que siempre tenía una sonrisa en mi rostro y me sentía más feliz, mas plena, ahora no sé ni lo que soy ni lo que quiero, porque se fue mi mundo de piruleta donde se encontraba mi dulce preferido, porque con el tiempo se ha ido derritiendo hasta quedar en simple plasta pegajosa que se ha ido adhiriendo a mi pensamiento y que nunca mas podré disfrutar. Con todos estos pensamientos trepando por mi mente, hace que sin darme cuenta aflore y salga a través de mis ojos una pequeña lagrima que delata como me encuentro por dentro, pero que siempre he querido y tengo que guardar en mí, con los ojos cerrados siento como con esa pequeña lágrima a empezado una terrible carrera haber que lágrima llega antes al suelo, pero no impido que salgan, porque asi, con cada lágrima que saco al exterior me siento más liberada del peso que me atormenta cada día, todo esto termina cuando siento que unas pisadas delatadoras se acercan hasta donde estoy, me enjuago rápidamente las lágrimas, para evitar que me vean así y me levantó rápidamente arreglándome la ropa, cuando termino, me dirijo hacia la salida, sin girar la cabeza a ver quien es, porque sinceramente me resulta indiferente.
-Espera un momento, tenemos que hablar-.Enseguida que escuchó esa voz me paro.
-Contigo no tengo nada que hablar-le respondo sin girarme, y sigo con mi camino. Siento una mano envolverme el brazo malo, y hace que me giré hacia él- Te dije que no me tocases-le digo con mi voz más fría y sacudiendo el brazo, cuando me soltó me fui corriendo hacia la salida, dejándole con la palabra en la boca,, abrí la puerta rápidamente cerrándole a mis espaldas y subiendo las escaleras de dos en dos, fui hacia mi taquilla cogiendo el libro de Filosofía, y fui hacia la clase.
Cuando salí de la clase, vi como Lucas me esperaba en la puerta, salí rápidamente, ignorando su presencia pero el se reunió conmigo a mi lado.
-Tenemos una conversación pendiente-
-No tenemos ninguna, asi que vete de mi lado ¡ya!-le respondí susurrando las palabras, en ese momento su novia me freno el paso con un empujón- ¿Qué haces?-le pregunté cabreada casi chillando.
-No lo ves por ti misma-
-Mira, dejame en paz…-.Me marché sin esperar respuesta, pero me frenó cogiéndome del brazo, girándome hacia ella.
-Te dije, que te alejaras de MI novio, pero veo que no me has hecho caso-
-Mira para empezar le dices a TU novio que no se acerque a mí, y por si te preocupa que haya competencia, no te preocupes, no tengo el mínimo interés en él-.Después de dejarle las cosas claras me marché hacia mi taquilla sintiendo como de nuevo la gente me miraba.
Después de dejar las cosas a mi taquilla subía al tercer piso donde se encontraba la biblioteca, para relajarme un poco de todo el estrés acumulado, empecé a buscar el libro de Cumbres borrascosas de Emily Brontë, cuando lo encontré se encontraba en el ultimo estante de arriba, asi que intenté ponerme de puntillas, pero aún así no llegaba, en ese mismo momento pasaba Vicky, y como vi que era bastante alta, la llamé.
-Hola!-me respondió-¿qué te trae por aquí?-
-Pues aquí intentado coger un libro que esta lo bastante alto para no poder llegar, ¿tu crees que me lo podrías alcanzar?-
-Por supuesto-.En un instante lo cogió y me lo entregó- ¿Te apetece sentarte conmigo? y hablamos así un poco y si quieres me cuentas lo que te paso-.Cuando me lo digo, me sentí con ganas de contárselo, me irradiaba confianza.
-Vale-.Después de un rato se lo conté todo, cuando empecé a contárselo no pude parar-Esto no se lo digas a Laura ¿vale? Es que no sé, me da cosa contárselo y que se enfade con su hermano ¿sabes?-
-Lo que quieras, pero tarde o temprano se lo tendrás que decir y quitando eso, al final tendrás que hablar con él de una vez por todas-
-Pero es que el problema, es que no quiero-le declaré avergonzada.
-Venga Mel, si has podido enfrentarte a la zorra de Amelie podrás lidiar con él-
-¿Quién es Amelie?-
-Pues su novia-
Después de hablar con Vicky me sentí mejor, con un peso menos, pero todavía me quedaba mucho, para empezar hablar con él, asi que gracias a Vicky pude averiguar donde se encontraría ahora, me dirigí hacia el gimnasio que se encontraba en la planta baja, a fuera del instituto, cuando salí a fuera empecé a subir las gradas para ver mejor el entreno de baloncesto, vi que todas las animadoras me miraban detenidamente sin ningún descaro, entre ellas se encontraba Amelie, todas ellas iban con un traje de animadora demasiado corto y escotado para mi opinión de color lila y negro.
Cuando me subí arriba de todo, tenía una vista panorámica de todos los jugadores de baloncesto, y al primero que vi fue a Lucas, que era el número 15, los vi jugar durante un buen tiempo, y parecía que eran bastante buenos.
Cuando terminaron el entrenamiento vi que las animadoras empezaron a hacer piruetas en frente de todos ellos y eso ocasiono que los jugadores se las quedaran embobados mirándolas, me sorprendió notoriamente cuando vi que Lucas en vez de quedarse parado mirando enseguida siguió su camino recorriendo la mirada entre las gradas y, enseguida que se cruzaron nuestras miradas se paro, y en vez de seguir su camino, salto la pequeña pared de plástico blanco que separaba los asientos de la pista para que los de abajo no recibieran ningún golpe y subió las escaleras hasta donde yo me encontraba, eso hizo que me removiera en mi asiento asustada y avergonzada, no sé que me pasó pero me lo pensé mejor y me levanté rápidamente y me fui lo más rápido que me podían llevar los pies, sin mirar hacia atrás.

viernes, 29 de julio de 2011

Capitulo dos (parte uno)

Nos acercamos a la cafetería, que se encontraba en la planta baja, cuando entramos, ya estaba todas las mesas abarrotadas de gente, fuimos hacia donde se encontraba el buffet de comida, cogí la bandeja y solamente cogí una manzana roja, con cada paso que daba sentía la mirada de mucha gente clavada en mi espalda, ignorándolos seguí hacia donde se dirigía Laura, con cada paso que dábamos nos acercamos a un grupo reducido de 4 personas, lo formaban dos chicas y dos chicos, la primera chica de la derecha tenía el cabello azabache, ojos azules y una tez muy bronceada; le seguía un chico de cabello marrón claro, ojos marrones y también llevaba un bonito bronceado; a su lado se encontraba el otro chico de pelo negro, ojos grises y no se encontraba tan bronceado como los otros dos y por ultimo una chica pelirroja de ojos color chocolate y de tez muy blanquecina.
-Hola chicos!-les saludó con euforia Laura-Mirad esta es Melanie-.
-Encantada- les dije con una sonrisa- Pero mejor llamadme Mel-.
-Igualmente, yo me llamo Liss-. Se acercó hacia mí la de pelo azabache y me recibió con dos besos, una en cada mejilla, asi sucesivamente a partir de la derecha, hasta que finalmente supe el nombre de cada uno: Liss, Mark, Luis y Vicky.
Me senté al lado de la chica pelirroja, Vicky, y rápidamente empezaron una batalla de preguntas hacia mí, ¿donde vivía?, ¿porque me mudé?, etc. Cuando terminaron de hacerme preguntas seguí comiendo mi manzana tranquilamente sin darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, hasta que un pequeño zarandeo me hizo despertar repentinamente, hasta conseguir escuchar que Laura me hablaba.
-Perdona, ¿Qué me decías?, es que no estaba prestando atención-.
-No, si ya se veía, te decía que ahora vendrá mi hermano a sentarse con nosotros y con eso te quería preguntar, ¿Qué si te molestaría?-.
-¿Por qué me iba a molestar?, si ni siquiera lo conozco-
-En eso te equivocas-
-Pues yo no me acuerdo que lo haya visto y/o conocido porque ni siquiera sé quien es-
-Bueno, cuando venga ya sabrás si lo conoces o no…, mira hablando del rey de roma, por allí viene-
Me giro disimuladamente para ver quién es, cuando lo veo me sorprendo notoriamente cuando veo quien es, pero lo disimulo enseguida poniendo una cara de indiferencia, pero por dentro gritaba ¿Por qué tenía que ser él?, el hermano de mi nueva amiga, si se le puede decir asi, agachó la cabeza y sigo comiendo mi manzana, ignorando que dentro de unos segundos estará aquí.
-Hola-
-Hola-saludan los 5, de mi solo recibe un susurro imperceptible. Siento como la silla que se encuentra a mi lado se retira para atrás para recibir al nuevo invitado, después de un silencio incomodo, todo el mundo empieza hablar tranquilamente, pero yo en ningún momento alzo la cabeza para seguir la conversación que hace unos minutos participaba encantada, porque en estos momento notaba como su mirada se clavaba en mí sin ningún temor a que le miren, como en la clase de Física y Química.
-Y, bueno Mel, ¿qué tal llevas aquí las clases?-me pregunta Laura.
-De momento bien-le respondo con la mirada fijada en ella.
-¿Solo eso?, ninguna novedad, ¿como lo que te ha pasado en el brazo?-.Cuando lo pregunta, instintivamente me tapo el moratón con la mano, veo como de reojo Lucas se tensa y todas las personas que están en esta mesa me mira esperando una respuesta.

viernes, 22 de julio de 2011

Capitulo uno (parte dos)

Cuando la abro, veo la gran multitud de estudiantes que han salido de las clases para dirigirse a sus taquillas, no me detengo y sigo adelante con Laura, que se encuentra a mi lado, cuando pasamos esquivando a los que se ponen por delante siento que sus miradas se clavan en mí, pero hago como si no lo notara y sigo. De repente ante nosotras se abría la gente dejando pasar a un grupo, que en estos momentos se encontraban delante de nosotras, lo capitaneaba una chica rubia, esbelta y de ojos, a simple vista de color azabache, no podía reconocer donde acababa la pupila y donde empezaba el iris, desprendía una mirada hostil y fría, de reojo, mientras la observaba detenidamente, vi como se reunía junto a ella el chico con el que me choque esta mañana, cuando se colocó junto a ella, de manera inesperada aquella chica le agarró de la camiseta acercándolo a ella y le dio un beso, rápidamente a parte la mirada avergonzada.
-Para que te quede bien claro eso, guapa-me dijo aquella chica. Cuando pronunció aquellas palabras la miré con desconcierto, pero lo entendí perfectamente el mensaje que me daba en frente de todos. Noté como aquel chico que estaba al lado de ella no paraba de mirarme fijamente, noté que estaba a punto de decirme algo pero antes de que lo hiciera me adelanté.
-Que si, lo que tu digas- le respondí con aborrecimiento, y seguí caminando hacia delante pasando por al lado de esa rubia, pero me frenó cogiéndome del brazo, lo aparté de mí sacudiendo el brazo, y seguí con mi camino.
No sé qué pasó con Laura, ya que cuando me giré toda la gente se había dispersado y ya no la veía, así que me dirigí hacía las escaleras para ir hacia mi clase.
Cuando entré en la clase de Física y química, los que se encontraban dentro me escrutaron sin avergonzarse, pero como siempre hacía, seguí adelante hasta el último pupitre ignorándolos, me coloqué en la parte de la ventana donde se veían los jardines dejando el sitio de mi derecha libre, esperando que siga siendo así hasta que empiece la clase.
Ojalá se acabara ya este día, así ya dejaría de ser la novedad de este lugar, lo malo del cambio de instituto es esto, nuevos compañeros, amigos, volver a aprenderse los nombres…, mis pensamientos se ven interrumpidos cuando escucho el sonido chirriante de la silla al arrastrarse, que se encuentra al lado de mi, tengo apenas curiosidad, pero cuando empieza hablar, por simple educación me veo obligada a girarme, me sorprendo cuando es el de esta mañana y el de hace unos momentos, lo único que se me cruza en este momento por la mente es ¿Por qué yo?, no se puede sentar en otro lado, no, por lo que se ve.
Me vuelvo a girar hacia la ventana ignorando sus palabras y volviendo a mis pensamientos, pero me és imposible recobrar mi pensamientos cuando notó unos golpecitos en mi hombro.
-¿Qué?- le pregunto girándome hacia él.
-Encantado-. Veo que levanta la mano para saludarme, pero cuando ve que por mi parte no quiero corresponderle al apretón, baja la mano- Me llamo Lucas- se presenta con una sonrisa radiante.
-Melanie- le digo con mi tono más tajante, pero se ve que el no lo percibe y sigue.
- Y…-. No consigue terminar la frase, ya que ya ha entrado el profesor de Física y química, el Sr. Jenkins.
Cuando entra, no se le ve muy amistoso que digamos, pero con aborrecimiento pronuncia las palabras que mas me temía.
-Hola, alumnos, tenemos con nosotros una nueva alumna en nuestra clase, por favor señorita preséntese ante la clase-. Me señala con la mirada, mientras el se coloca en su asiento. Sin más dilación me levantó del asiento, arrastrándolo y sin ningún tono en mi voz que rebele mi nerviosismo, recito lo que me he aprendido de memoria de camino a aquí.
-Hola, me llamo Melanie Mislow, y vengo de Arizona.-. Cuando pronuncio la frase no recibo ningún saludo de bienvenida sino miradas curiosas, que después se giran hacia el profesor, cuando me vuelvo a sentar.
La clase se ha pasado demasiado lenta sintiendo la mirada de Lucas continuamente puesta sobre mí, mientras yo miraba el libro de Física y química.
De repente el estruendoso timbre me saca de mi ensoñación dando un respingo en mi silla, y acudiendo a mí un poco de sonrojo en las mejillas cuando veo de reojo que me mira sonriendo.
Recojo rápidamente mis cosas y me levantó para salir, pero en ese momento Lucas me cierra el paso cuando el se levanta en el mismo momento que yo, espero a que salga pero no lo hace, sino que se queda de pie recogiendo sus cosas, me quedo esperando un largo tiempo al lado de él esperando a que por fin termina pero la hace terriblemente lento, haciendo que pierda la paciencia, miro alrededor y veo que solo faltamos nosotros por salir y unos cuantos más.
-Si no te importa, me podrías dejar pasar, tengo prisa…-Pronunció las palabras amablemente pero con un tono de impaciencia, pero veo que no me contesta y sigue con su paso, cuando me canso, y veo que ha dejado la silla detrás suya y ha dejado un espacio suficiente para poder pasar yo por arriba, sin más miramientos paso apoyando el pie en la silla y pego un pequeño salto para salir, cuando ya he pasado la silla me dirijo hacia la salida.
Mi salida se ve interrumpida cuando una mano me aprieta el brazo evitando que siga hacía delante, en el mismo momento que me coge se quien, así que sacudo el brazo como la última vez, pero en vez soltar su amarre, aprieta más fuerte, me volteo hacia él y le miró con mirada fría.
-Suéltame, me estás haciendo daño-. Ante mi orden no responde sino que me escruta con la mirada, con la única mano que tengo libre le agarro del brazo y estiro para zafarme de él pero aprieta más fuerte, y siento que me recorre un fuerte dolor por el brazo, haciendo que acudan a mis ojos pequeñas lágrimas que están a punto de soltar, se ve que se da cuenta de lo que hace y me suelta.
-Perdón no pretendía…-
-¿Hacerte daño?- Le pregunto interrumpiendo su frase- Pues no lo parecía-. Me marcho sin esperar respuesta pero me frena de nuevo poniéndose rápidamente en frente de mí y cogiéndome de los hombros.- No me toques-. Aparto sus manos, moviéndome hacía atrás. Antes de que diga algo más me marcho, y él esta vez no interrumpe mi marcha, sino que siento como me observa yéndome.
Me dirijo hacia mi taquilla, limpiándome los ojos para quitar cualquier rastro de lágrimas, cuando ya estoy cerrando mi taquilla de repente sale la cara de Laura, sorprendiendo.
-¿Y tú que eh?-me pregunta.
-Yo ¿qué?-
- Pues, que desapareciste después de decirle eso a Cassy-
-No tenía ganas de estar allí, además no quería llegar tarde a mi otra clase que ya he faltado mi primer día en dos clases-
-Bueno no pasa nada, venga, vamos ya a la cafetería que nos vamos a quedar sin sitio…-
-¿Qué pasa?-le pregunté preocupada.
-¿Qué te ha pasado en el brazo?-me preguntó señalando mi brazo derecho, cuando señaló, mira y vi que por donde me había agarrado había surgido un moratón con la forma de sus dedos, puse una cara de horror pero que solo duró durante unos segundos antes de camuflarlo con una cara de desconcierto, que no surgió demasiado efecto.
-Pues la verdad que no lo sé, no me había dado cuenta-.
-Claro, no te habías dado cuenta, bueno mira cuando me lo quieras contar pues ya sabes, no te voy a presionar, y venga anda vamos ya hacia la cafetería, mira te tengo que presentar a mis amigos y por supuesto pero creo que ya lo conoces a mi hermano-
-Vale, lo que quieras-.