Los
tres nos dirigimos hacia la salida dejándolos solos.
-Haber,
¿por qué no le diste la razón a mi madre? No ves que es demasiado
cabezota-
-Porqué
yo le estaba diciendo lo que pensaba, yo no quiero que me acompañe,
porque ya me las arreglaré yo sola, así que tú no le digas lo que
hice al final y punto ¿vale?-
-No,
yo te acompañare y punto, no vas a ir tu sola de noche-me contesto
Lucas en vez de su hermana.
-Me
da igual lo que te mandó hacer tu madre, yo me iré sola y punto, y
si crees que no me las puedo arreglar sola estas muy equivocado-
-Haber
calma, lo del transporte ya lo pensaremos luego ¿vale?-
-Es
que no hay que pensar nada-. Con eso cerro el tema Lucas, pero yo no
estaba tan segura.
-Bueno
mira había pensado de ir esta noche a pasárnoslo bien, a la fiesta
que celebra Ashley, una amiga de Cassy, por desgracia…-me informó
Laura con cara sonriente- ¿Te apetece?-
-No
tengo más remedio… ¿oh no?-le dije con una media sonrisa.
Nos
subimos al BMW negro de Lucas, hasta dirigirnos enseguida, donde
vivía Ashley. Era un chalet de tres pisos, desde donde estábamos se
escuchaba la estruendosa música, cuando llegamos hasta la puerta se
oía más claramente la canción de David Guetta, Where them girls
up, la puerta se abrió de inmediato dejando paso un pasillo lleno de
gente bailando como loca y ya medio borracha, había que ir
esquivando a mucha gente hasta llegar a la terraza donde aunque
pareciera imposible estaba abarrotada de gente alrededor de su enorme
piscina, si te descuidabas un poco podías caer fácilmente si te
fallaba uno de tus cinco sentidos.
Cogí
lo primero que me ofrecieron sin prestar atención de lo que era,
solo quería despejar mi mente, me acerqué a la piscina con mi
bebida desconocida balanceándome al son de la música, sola, ya que
Laura se había ido a saber dónde sin despedirse, me veía
interrumpida a veces por tipos estúpidos, pero les dejaba claro mi
posición, de nuevo alguien me tocó el hombro y me giré
bruscamente, pensando ahora que le diría al siguiente pero la
persona que se encontraba en frente de mí me dejo descolocada.
-¿Qué?
No me vas a decir nada-me sonrió de manera socarrona Cassy.
-¿Qué
quieres?-le respondí con otra pregunta.
-Haber
que no entiendes que no te quiero ver por dónde estoy yo, ¡hay que
no me acordaba, que solo tienes dos neuronas para procesar la
información!-.
-Yo
voy por donde quiero cuando quiero y como quiero, una don nadie como
tú, no tiene derecho a mandarme lo que tengo que hacer, y aquí la
que no tiene dos neuronas eres tu-.
Con
eso me fui, siguiendo el recorrido de la piscina, pero un fuerte
empujón me hizo perder el equilibrio y caerme dentro de la piscina,
cuando salí a la superficie, lo primero que vi fue a una Cassy muy
divertida y todas las miradas de la fiesta dirigidas a Cassy y a mí.
-¡Eres
gilipollas o te lo haces!- le chillé, como respuesta tuve una
estruendosa risa de su parte.
Salí
de la piscina apoyándome en la piedra y cogiendo impulso, cuando
salí todo el mundo me miraba, pero nadie se esperaba lo que iba, a
hacer, porqué cuando salí con todo mi vestido empapado que se ceñía
aún más a mi cuerpo, me acerqué a Cassy que todavía se estaba
riendo a carcajada limpia y la empujé con todas mis fuerzas dentro
de la piscina.
Con
eso me fui, dejando a mi paso un rastro de agua y toda la gente
abriéndome paso, ya no tenía ganas de más fiesta, y con todo mi
vestido empapado, mi pelo pegado a la cabeza, que intentaba ahuecar
un poco como pudiera y los tacones de la mano, me dirigía fuera de
la casa sintiendo como el frío calaba todos mis huesos hasta hacerme
castañear los dientes, solo tenía ganas de irme a mi casa darme una
ducha de agua caliente e irme a dormir.
Ensimismada
en mis pensamientos no escuché como un par de pisadas iban
acercándose hasta donde me encontraba, antes de que dijera algo, me
adelanté.
-Vete,
no quiero saber nada de nadie, solo quiero irme a mi casa-sin esperar
respuesta y sin girarme para bien quien era seguí mi camino de
vuelta a casa, pero me agarró del brazo malo y supe enseguida quien
era-No otra vez no, por favor…-lo dije en un susurro inaudible.
-Déjame
que te acompañe…-, Me giré y le miré directamente hacía sus
ojos grises.
-¿No
me has escuchado?, no quiero saber nada de nadie, quiero irme sola y
quiero que me dejes en paz, así que si no es mucho pedir suéltame
el brazo-sacudí el brazo, pero él no relajó su agarré mientras me
seguí mirando- Mira ya estoy harta de tus jugueteos y los de tu
novia así que olvídame, haz como si no existiera y no me toques-.
-Lo
siento por lo que te hice ¿vale? Yo no pretendía hacerte daño,
pero déjame acompañarte, además mi madre me dijo-
-Ya
se todo lo que tú me has dicho no es nada nuevo para mí, pero que
no entiendes que me quiero ir sola, además ahora estoy
perfectamente-. En ese instante me llegó una brisa helada que me
hizo temblar de pies a cabeza.
-No
te lo voy a volver a repetir, que te voy a acompañar quieras o no, y
perfectamente no es que estés precisamente-.
-Sí
que estoy bien-giré la cabeza, y sentí como una pequeña brisa
emanaba cerca de mí cuello haciendo que me estremeciera de nuevo y
que se me pusiera la carne de gallina. Sentí un tacto suave y
templado que me rozaba el cuello.
-Pues
tu cuerpo no dice lo mismo-no le respondí-Venga-.
Sentí
un tirón suave del brazo, pero aún así me rehusé a ir.
-Que
me quiero ir sola, no quiero tener nadie a mi alrededor en estos
momentos y menos cuando eres la persona mas cercana a la que me ha
tirado a la piscina, así que por favor déjame irme sola-. Con mis
palabras soltó su agarre y me dejo seguir tranquila el largo camino.
No me había parado a pensar donde me encontraba y cuanto tardaría
en llegar a mi casa, en este instante lo único que pensé es que era
la persona mas estúpida del mundo por no aceptar una invitación
como esa, miré mi reloj y vi que eran las 3:45 de la madrugada, no
podía ir a peor la situación.
Sentí
que un coche seguí mi paso de cerca, pero lo intenté ignorar como
pude, pero cada vez se hacía menos posible ignorarlo, después de
que hablara el que se encontraba dentro.
-Preciosa,
¿quieres que te acompañe?, tan tarde por estas calles es
peligroso-.
-No-
-Menos
humos caperucita, solo intento ayudarte-
-¿Ayudar
o entorpecer?-
-Me
gustan las difíciles-.
Le
ignoré y apresuré mi camino, en estos momentos preferí irme con
Lucas que estar soportando a estos pesados que no tienen otra cosa
que hacer un sábado pro la noche, de repente sentí un fuerte agarré
en el brazo que hizo girarme hasta toparme de frente con el del
coche, intenté separarme pero me seguía estrechando contra el, era
repulsivo.
-Que
me sueltes-
-Nadie
pasa de mi-
-Pues
se ve que si-
-Estas
muy equivocada, preciosa-.Me acercó más a él pudiendo oler su
asqueroso aliento a alcohol.
-No
me llames así, y suéltame- le respondí intentándome zafarme de él
con todas mis fuerzas pero cada vez se iba acercando más a mi y me
manoseaba, sentía como mis lágrimas se acumulaban en mis ojos
apunto de ser desbordadas a través de mis mejillas y la vista se me
nublaba, pero al último momento sentí como sus garras asquerosos se
desprendían de mi y su olor repugnante se alejó en un instante, por
la fuerza que utilicé para zafarme de él, me caí de bruces contra
el suelo, miré hacia arriba para ver lo que hizo que se soltara de
mi y con la situación que se estaba reproduciendo ahora mismo, mi
garganta se resecó, viendo que el del coche se encontraba medio
inconsciente sobre el capó de su coche, a causa de los golpes que
había sufrido, y Lucas agarrándole por su camiseta con el puño
alzado hacia el, me fijé en el otro y vi que tenia la boca llena de
sangre, su ojo hinchado y la ceja con una pequeña brecha.
-No
te vuelvas acercar a ella, ¿me has oído?-le dijo con voz amenazante
y su mirada llena de rabia y odio, con un sí de parte del otro, le
empujó con un golpe seco contra su capó y se acercó hacia donde
estaba, sin apartar su vista de mi.
Se
agachó donde estaba yo y me toco el hombro, pero enseguida lo
aparté, me sentía sucia y tenía ganas de irme de aquí.
-¿Estas
bien?-me preguntó preocupado.
Asentí
mirándole, no me atrevía a pronunciar ninguna palabra sin primero
desbordar alguna lágrima acumulada.
-Vamos,
seguro que querrás llegar a tu casa-. Me ayudó a levantarme y con
su tacto templado me hizo estremecer comparado con el mio helado, en
respuesta me puso su chaqueta sobre los hombros y me rodeo los
hombros, abrazándome yo a su cintura, en ese momento me sentía
segura y bien.
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