domingo, 28 de agosto de 2011

Capitulo tres (parte uno)

Ya había pasado una semana de mi llegada aquí en el instituto Julliard y seguía todo igual, salvo por el hecho de que cuando podía evitaba cruzarme con el hermano de Laura, era sábado por la noche, y me encontraba en el sofá viendo la película de Moulin Rouge cuando mi madre entró por la puerta con el sonido habitual de sus llaves y el repiqueteo de sus tacones contra el suelo, me levanté del sofá y me fui a recibirla con un fuerte abrazo.
-Hola, mama-
-Hola, ¿qué tal tu primera semana de instituto?- me preguntó con curiosidad. Y si, mi primera semana, porque no pudo estar toda la semana en casa, ya que estaba de viaje de negocios, hasta hoy.
-Bueno podría haber ido mejor…-.
-Bueno, no te preocupes ya verás como con el tiempo conocerás amigos nuevos-.
-Si tu lo dices… ¿Ya has cenado?-
-No, por eso había pensado si te apetecería ir a cenar algún lado por los viejos tiempos, solas-.
Le sonreí como respuesta, la verdad que desde hacía mucho tiempo no me hacía una propuesta como esta, ya que con el tiempo, empezó a pasar más tiempo con su trabajo que conmigo, desde aquel día, y nunca más a sido como siempre, pero con nuestra mudanza a esta ciudad tan peculiar, esperaba que cambiaría, y veo que no me he equivocado.
-Ponte guapa, que iremos a un restaurante muy… bueno ya me entiendes-. Y diciendo esto hizo señales para que me fuera a arreglar, ya que ella ya estaba, con su americana negra, blusa roja, falda de tubo que le llegaba por encima de la rodilla negra y tacones negros.
Subí las escaleras de dos en dos, hasta llegar a mi cuarto, abrí el armario, y sin pensármelo dos veces cogí el vestido palabra de honor negro, que me llegaba por encima de la rodilla y se ceñía a mi cuerpo, me agaché para mirar debajo de mi cama y cogí los tacones negros.
Cuando terminé de vestirme, me peine, dejé mi pelo tal y como quedó, ya que de por si lo tenía liso, fui al baño, me pinté la raya de los ojos, y después de terminar definitivamente me dirigí hacia el salón bajando las escaleras.
Cuando bajé las escaleras, en el último escalón me quedé petrificada, mi madre se encontraba donde la había visto por última vez antes de prepararme, pero no se encontraba exactamente como la había dejado, sino que al lado de ella se encontraba un hombre alto de pelo negro y ojos marrones vestido de etiqueta.
-Mira, es un amigo de trabajo, Iván, me ha llamado y le he preguntado si se apuntaba, ya que hoy no iba a hacer nada-. Cuando me lo dijo, tenía un tono de suplica en su voz, para que no dijera nada desagradable en su presencia, y yo por no fallarla acepté.
-Vale, no pasa nada me parece bien…-.Cuando respondí bajé el último escalón y me puse en frente de ellos, vi que mi madre con sus palabra se relajó y sonrió- Encantada-. Con esas palabras pasé por al lado de ellos y me dirigí hacia la puerta.-¿Nos vamos ya?, vamos a llegar tarde…-.
-Claro, se me había olvidado que ya había pedido mesa-respondió Iván.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Capitulo dos (parte dos)

-Yo.., bueno, yo ya te lo expliqué, ha sido algo sin importancia, asi que dejalo estar ¿vale?-
-¿Cómo que algo sin importancia?, ¿tu has visto lo que te han hecho?-
-Sí, algo sin importancia, bueno ¿podemos hablar de otra cosa que no sea de mi?, no me gusta-dije a la defensiva.
-Hasta que no me lo expliques, por lo menos yo, no voy a terminar esta conversación-me explicó enfadada, me giré hacia los demás y vía que tenían la misma cara.
-Mira yo ahora no quiero hablar ¿vale?, asi que si no os importa me iré a preparar para la siguiente clase-. Me levanté sin esperar respuesta, recogí mi bandeja y me dirigí hacia la papelera para tirar la manzana que me quedaba, la tiré y me dirigí hacia la salida, me giré para echar una última mirada y vi que seguían con la conversación menos una persona, enseguida que me crucé con su mirada, la retiré enseguida y me marché, subí las escaleras hasta llegar al primer piso, donde se encontraban las taquillas, me dirigí a la mía, vi el horario, y me tocaba a la siguiente hora, Filosofía, cogí el libro, y miré mi reloj, era demasiado pronto para entrar a esa clase, así que lo volví a dejar en la taquilla, y me dirigí escaleras abajo para salir a los jardines del instituto.
Solo podía describir este sitio como precioso, apenas entré olía a un conjunto de aromas florales, me senté en el banco más escondido de aquel jardín donde parecía que nadie podría saber que estas, y en este momento de tranquilidad apreció la fusión de aromas que me embriaga cerrando los ojos y aspirando suavemente el olor, la primera inspiración que hice me vino el olor a rosas y orquídeas, después cuando profundizaba las inspiraciones aparecían aromas que nunca había olido, pero que igualmente eran maravillosos y congeniaban con este lugar, esta tranquilidad y aroma me recordaba al parque que se encontraba en Arizona y a mi padre tan lleno de vida como siempre y con esa sonrisa siempre pintada en su rostro. No se cuanto tiempo había pasado, pero con cada segundo que pasaba parecía que me encontraba cada vez más cerca de mi hogar, no quiero decir que este no sea mi hogar, sino que donde me encontraba antes resultaba ser más fácil ser yo, no una persona que no soy como estoy haciendo ahora, porque antes, yo no era asi de reservada, sino que siempre tenía una sonrisa en mi rostro y me sentía más feliz, mas plena, ahora no sé ni lo que soy ni lo que quiero, porque se fue mi mundo de piruleta donde se encontraba mi dulce preferido, porque con el tiempo se ha ido derritiendo hasta quedar en simple plasta pegajosa que se ha ido adhiriendo a mi pensamiento y que nunca mas podré disfrutar. Con todos estos pensamientos trepando por mi mente, hace que sin darme cuenta aflore y salga a través de mis ojos una pequeña lagrima que delata como me encuentro por dentro, pero que siempre he querido y tengo que guardar en mí, con los ojos cerrados siento como con esa pequeña lágrima a empezado una terrible carrera haber que lágrima llega antes al suelo, pero no impido que salgan, porque asi, con cada lágrima que saco al exterior me siento más liberada del peso que me atormenta cada día, todo esto termina cuando siento que unas pisadas delatadoras se acercan hasta donde estoy, me enjuago rápidamente las lágrimas, para evitar que me vean así y me levantó rápidamente arreglándome la ropa, cuando termino, me dirijo hacia la salida, sin girar la cabeza a ver quien es, porque sinceramente me resulta indiferente.
-Espera un momento, tenemos que hablar-.Enseguida que escuchó esa voz me paro.
-Contigo no tengo nada que hablar-le respondo sin girarme, y sigo con mi camino. Siento una mano envolverme el brazo malo, y hace que me giré hacia él- Te dije que no me tocases-le digo con mi voz más fría y sacudiendo el brazo, cuando me soltó me fui corriendo hacia la salida, dejándole con la palabra en la boca,, abrí la puerta rápidamente cerrándole a mis espaldas y subiendo las escaleras de dos en dos, fui hacia mi taquilla cogiendo el libro de Filosofía, y fui hacia la clase.
Cuando salí de la clase, vi como Lucas me esperaba en la puerta, salí rápidamente, ignorando su presencia pero el se reunió conmigo a mi lado.
-Tenemos una conversación pendiente-
-No tenemos ninguna, asi que vete de mi lado ¡ya!-le respondí susurrando las palabras, en ese momento su novia me freno el paso con un empujón- ¿Qué haces?-le pregunté cabreada casi chillando.
-No lo ves por ti misma-
-Mira, dejame en paz…-.Me marché sin esperar respuesta, pero me frenó cogiéndome del brazo, girándome hacia ella.
-Te dije, que te alejaras de MI novio, pero veo que no me has hecho caso-
-Mira para empezar le dices a TU novio que no se acerque a mí, y por si te preocupa que haya competencia, no te preocupes, no tengo el mínimo interés en él-.Después de dejarle las cosas claras me marché hacia mi taquilla sintiendo como de nuevo la gente me miraba.
Después de dejar las cosas a mi taquilla subía al tercer piso donde se encontraba la biblioteca, para relajarme un poco de todo el estrés acumulado, empecé a buscar el libro de Cumbres borrascosas de Emily Brontë, cuando lo encontré se encontraba en el ultimo estante de arriba, asi que intenté ponerme de puntillas, pero aún así no llegaba, en ese mismo momento pasaba Vicky, y como vi que era bastante alta, la llamé.
-Hola!-me respondió-¿qué te trae por aquí?-
-Pues aquí intentado coger un libro que esta lo bastante alto para no poder llegar, ¿tu crees que me lo podrías alcanzar?-
-Por supuesto-.En un instante lo cogió y me lo entregó- ¿Te apetece sentarte conmigo? y hablamos así un poco y si quieres me cuentas lo que te paso-.Cuando me lo digo, me sentí con ganas de contárselo, me irradiaba confianza.
-Vale-.Después de un rato se lo conté todo, cuando empecé a contárselo no pude parar-Esto no se lo digas a Laura ¿vale? Es que no sé, me da cosa contárselo y que se enfade con su hermano ¿sabes?-
-Lo que quieras, pero tarde o temprano se lo tendrás que decir y quitando eso, al final tendrás que hablar con él de una vez por todas-
-Pero es que el problema, es que no quiero-le declaré avergonzada.
-Venga Mel, si has podido enfrentarte a la zorra de Amelie podrás lidiar con él-
-¿Quién es Amelie?-
-Pues su novia-
Después de hablar con Vicky me sentí mejor, con un peso menos, pero todavía me quedaba mucho, para empezar hablar con él, asi que gracias a Vicky pude averiguar donde se encontraría ahora, me dirigí hacia el gimnasio que se encontraba en la planta baja, a fuera del instituto, cuando salí a fuera empecé a subir las gradas para ver mejor el entreno de baloncesto, vi que todas las animadoras me miraban detenidamente sin ningún descaro, entre ellas se encontraba Amelie, todas ellas iban con un traje de animadora demasiado corto y escotado para mi opinión de color lila y negro.
Cuando me subí arriba de todo, tenía una vista panorámica de todos los jugadores de baloncesto, y al primero que vi fue a Lucas, que era el número 15, los vi jugar durante un buen tiempo, y parecía que eran bastante buenos.
Cuando terminaron el entrenamiento vi que las animadoras empezaron a hacer piruetas en frente de todos ellos y eso ocasiono que los jugadores se las quedaran embobados mirándolas, me sorprendió notoriamente cuando vi que Lucas en vez de quedarse parado mirando enseguida siguió su camino recorriendo la mirada entre las gradas y, enseguida que se cruzaron nuestras miradas se paro, y en vez de seguir su camino, salto la pequeña pared de plástico blanco que separaba los asientos de la pista para que los de abajo no recibieran ningún golpe y subió las escaleras hasta donde yo me encontraba, eso hizo que me removiera en mi asiento asustada y avergonzada, no sé que me pasó pero me lo pensé mejor y me levanté rápidamente y me fui lo más rápido que me podían llevar los pies, sin mirar hacia atrás.